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Ya puedes caminar por el segundo puente colgante turístico más extenso del mundo » 2022

Los entusiastas de la montaña y los aventureros tienen este verano una convocatoria llenita de adrenalina en Andorra. Y es que, el recién inaugurado puente tibetano de Canillo, un auténtico ícono de las alturas, probará y medirá el vértigo de sus visitantes. No es para menos, la radiante pasarela flotante, de 603 metros de largo y uno de ancho, está a 158 metros sobre la Vall del Riu (1.875 m).

Y si la nueva fascinación minimalista desafía la ley de la gravedad, la pasarela atraviesa uno de los parajes naturales más portentosos del pequeño país de los Pirineos. El viaje es de ida y vuelta. Hay que agregar, además, que la atracción tiene una actividad de puenting en el área de máxima altura.

Los puentes tibetanos adquirieron su arranque en la región montañosa del Everest. Este tipo de pasarelas llegaron a ser indispensables para las comunicaciones entre la localidad y el turismo. A imagen y semejanza de los puentes de alta prominencia nepalíes, en el Himalaya, los modernos puentes tibetanos turísticos se han convertido una atracción y una demanda lúdica deportiva.

La nueva armazón abre las puertas al senderista y al montañero. La pasarela pirenaica se tornará hasta el mes de noviembre, tiempo de cierre, en una demanda más de ocio para el turista de montaña. Con salida y llegada a Canillo en autobús (desde el Palacio de Hielo), único medio de acceso motorizado hasta la atracción, los aficionados tendrán que transitar unos 900 metros a pie para llegar al punto inicial de la pasarela.

No en vano, se sitúa a unos 40 minutos a pie del parking del mirador del Roc de Quer, en Montaup (1.921 m), un área igualmente turística en lo alto de la calzada del coll d’Ordino, cuyas vistas tampoco dejan inmutable. La atracción asimismo está abierta a los chicos y es gratis hasta los 6 años de edad.

Yuniet Blanco Salas

Yuniet Blanco Salas

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