Puente de Dios es un destino especial para los amantes de la naturaleza y para los de espíritu aventurero. Por mucho tiempo permaneció olvidado, pero en la actualidad se ha vuelto popular por su extraordinaria belleza.
Este lugar está ubicado a 3 kilómetros del municipio de Tamasopo, del estado de San Luis Potosí, en México. Tiene una superficie de 1335 kilómetros cuadrados y una población de casi 5000 habitantes.
El camino de Tamasopo que lleva a Puente de Dios es toda una experiencia maravillosa en la que uno se integra con la naturaleza. El amanecer se llena de aves que, con sus melodiosos cantos, inundan de alegría el territorio.
El sitio se dibuja como un paisaje prehistórico, fresco y cálido, con bosques frondosos por entre los que llega una luz de belleza sin par. En el fondo, se alzan los enormes muros que dan origen al Cañón de la Angostura.
Las rocas tienen formas caprichosas que despiertan la imaginación y facilitan la creación de un telón de fondo con todo tipo de escenarios. El Cañón de la Angostura es una auténtica obra de arte natural.
Este paisaje de ensueño lo atraviesa el irregular río Escanela, que se ensancha y estrecha constantemente en sus meandros, pero que también da origen a pequeñas cascadas y pocetas de una hermosura excepcional.
En Puente de Dios y sus alrededores, se pueden visitar gran cantidad de fuentes de agua repartidas entre pequeños ríos, manantiales, cascadas y pocetas. También hay cavernas de diferentes características.
Así mismo, hay construcciones antiguas como las del ferrocarril, que forman parte del patrimonio histórico de la nación. En este sitio se puede practicar campismo, caminata y canotaje, además de ecoturismo y turismo de aventura.
En resumen, se trata de un espacio perfecto para registrar fotografías tipo postal, para un pintor colorista o para simplemente respirar tranquilidad. En Puente de Dios, el agua y la vida se fusionan de muchas formas, mientras la luz resplandece con todo tipo de colores. Así de bello es este lugar de México.
Yuniet Blanco Salas